jueves, 28 de julio de 2016

Ficción sobre una historia encontrada en el Cementerio de Recoleta

Rufina Cambaceres 


       Todavía recuerdo aquél hermoso amanecer, fue tan único, maravilloso, en pocas palabras, fue el mejor amanecer que pude haber visto, ya que ese mismo, sería el último que presenciara con vida.   
31 de mayo (06:00 am.) Me había despertado con una felicidad inmensa, ya que el día tan esperado había llegado. Por fin, mi cumpleaños número 19 se celebraría y qué mejor lugar que el teatro Opera para festejarlo. Así que luego de pegar un salto de la cama, fui rápido a prepararme porque un largo día me esperaba.
       11:00 am. Ya había hecho casi la mitad de las cosas que me correspondían hacer, así que fui a mi casa, la cual se ubicaba en Barracas, para poder almorzar y luego seguir con lo que me quedaba.
     11:30 am. Llegué a mi casa y no me encontré con nadie en ella. Recuerdo que había sonado la puerta cinco minutos después de haber llegado, entonces cuando la abrí me encontré con mi mejor amiga del otro lado, la cual se abalanzó sobre mí rápidamente y me dijo que me tenía que decir algo muy importante. Ni bien nos sentamos en la sala, me contó la noticia más horrible que podrían haberme dado, ¿Mi madre siendo amante de mi novio? ¿Mi medio hermano hijo de mi novio y de mi madre? ¡NO! ¡IMPOSIBLE! Me negaba a creerlo, pero antes de poder acotar alguna palabra comencé a sentir un fuerte dolor en el pecho, comencé a agitarme y luego de ahí ya no recuerdo más nada, creo haberme desmayado o algo, pero lo último que logro recordar es que aparecí en un lugar oscuro, frío, es más, todavía logro sentir esa sensación de congelamiento en mi cuerpo.
      Comencé a buscar alguna salida, aunque las dimensiones del lugar no me permitían ir más allá de siete pasos tanto de frente como de costado. En un momento, gritos de desesperación salieron de mi boca al darme cuenta que no podía abandonar el lugar, entonces, una mano se apoyó sobre mi hombro y me susurró “bienvenida, desde hoy, este será tu nuevo hogar” me di media vuelta y mi cara no tardó ni dos segundos en ponerse pálida al ver que esa voz susurrante era la de mi tío, el cual había fallecido hace ya unos años. No lograba comprender cómo era posible lo que estaba pasando, así que comencé a arañar las paredes, ya no aguantaba el encierro, tan sólo quería salir e ir a buscar a mi novio y a mi madre para que me dieran una explicación de todo. Mi tío comenzó a agarrarme con fuerza, tanta era la misma que me provocó hematomas, era obvio, no me dejaría ir. Me di por vencida y dejé que me llevara con él, ya no le veía sentido a seguir luchando para salir, si total, afuera ya no me quedaba nada ni nadie.

Bibliografía: 
http://estegauchoescribecosasraras.blogspot.com.ar/2012/03/el-cementerio-de-la-recoleta-cuatro.html
https://mortaja.wordpress.com/rufina-cambaceres-%E2%80%9Cla-que-desperto-de-su-muerte%E2%80%9D/



No hay comentarios.:

Publicar un comentario